
Karta desde el cielo, del abad Gundisalvo, discípulo de Pai Frolanus, a los peregrinos del Vexu Kamin.Queridos hijos en Cristo que estáis recorriendo el Viejo Camino Olvidado: Hasta el cielo ha llegado el eco de vuestros lamentos: Que si es un camino muy largo, que se ha programado una ruta muy dura, que si la comitiva no pudo pasar por este sitio tan difícil y abandonado de la mano de Dios…
Pues sí, yo mismo escribí en latín el siguiente texto:
“Por la Berbula y Morquera fueron a vuestro Valdecesar y me dijeron haber visitado la ermita que vos hizo y fueron con ellos hasta Dotes junto a la Peña Galicia donde estaban los de Covatuerta con sus pendones y allí les regalaron quesos que ellos hacen los rabadanes y pastores que por allí tienen sus majadas.»
¡Ay! hijos míos, deberíais pensar en que cuando con Doña Leodegundia y su séquito peregrinamos a Santiago, estas tierras estaban más pobladas que la calle ¿…? dice el monje Valero, mi copista, que Ordoño II. ¡El sabrá por qué!
Lo cierto es que está probada la existencia de castros, desde época muy antigua. Desde ahí arriba, controlaban los dos valles desde la Peña Morquera y los romanos trazaron una vía transversal para comunicar las que iban paralelas al Curueño y al Torío. Tampoco es casualidad que uno de los valles por los que transitaréis se llamó de Valdecésar ¿César, por que creéis que se llamaría así? Me cuentan que incluso se construyó un castillo en la falda de la peña.En este lugar tan querido por pai Frolanus quedó constancia de hasta tres monasterios, para atender la vida espiritual de sus muchos moradores. El de Veseo, que quiere decir lugar umbrío, El de San Juan Bautista en el año 916, al frente del cual sabemos que estuvo el abad Servando. El Obispo Froilán abandonó el mundo en el año 905 y al poco tiempo de su muerte, se levantaron por estos valles otros dos monasterios, el de Santo Tomás y el de Santiago, al intensificarse la devoción al Apóstol, dieron su nombre a valles, fuentes o piedras, que identifican la pisada de su caballo.Ay peregrinos: Sólo tenéis que caminar despacio y descansar a distancias más cortas ¿o queréis sufrir para expiar vuestros muchos pecados? Porque si así fuere “ego os absolvo a pecatis vestris…” Yo sé que en el fondo sois buenos chicos, por lo que sólo os impondré en penitencia que volváis a estos parajes a menudo. (En vuestra época algunos los denominan “la ruta de las hadas” debido a su extraordinaria belleza). Que subáis los 174 escalones que conducen a la ermita de Valdorria, donde los restos de san Froilán reposaron desde finales del siglo X y todo el XI, hasta que fueron robados por sus queridos monjes del monasterio de Moreruela.Bajad después hasta el pueblo, al final encontraréis un camino, que si lo seguís os conducirá hasta Correcillas, podréis caminar por algunos tramos de la antigua calzada romana, pero recordad; nosotros hicimos el camino a caballo, vosotros no seáis burritos ¡caminad despacio!Vuestro en CristoGundisalvo.
El topónimo Correcillas viene de corro o corral y nos da una idea de espacio cercado de forma circular o sea un castro prerromano convertido después en fortaleza.

La cita más antigua que tenemos de esta iglesia es del Siglo XII aunque existe una falsificación textual del año 906.
“Caminamos más y junto al puente de San Feliz visitamos el monacato de Mataplana y después saludamos a las gentes de Vegacervera”
Ved aquí nuestro reportaje fotográfico de Boñar a Valdepiélago.
Aquí tenéis fotos de Correcillas
Texto y fotos de Rafael Cid y Rosa Fadón